COMO EL BAMBÚ


Flexible como el viento. Fuerte como la roca que aguanta el envite del mar.
¿De dónde sacas tu energía, tallo sagrado que en tu torsión expresas tu fortaleza y en tu esbelta sencillez la grandeza de la búsqueda más humilde y más sincera desde la espesura a la luz?. Naces en la tierra y buscas las estrellas, en ti me veo.

Bambú, ¿desde qué recóndito lugar de mi te acercas a mí sin acercarte, me hablas sin hablarme y me muestras tu energía?. ¿Eres yo sin serlo?. ¿Soy tú sin que lo sepa?.

Ney* de la vida que resuenas en mí porque en mi te encuentras y me pides sentirte y quererte. Al pasar cerca de ti me embrujaste con tu lenguaje silencioso. Moviste mi corazón sin moverlo, y aceptaste mi abrazo de un solo brazo y la caja de verde luz y de sangre que palpita en mi pecho.

He descubierto en ti un sabio aliado, un maestro de la resistencia, un amigo de la verdad completa que sabe erguirse sin romperse y doblarse sin doblegarse, compartir la vida sin herirse y tejer con sus iguales un camino al cielo.

Déjame ser como tú. Deja que el viento me meza. Déjame ser toda resistencia que sin resistir resiste. Déjame buscar la luz sin perderme y cantar en el roce con la vida, con mis iguales, caña con caña..., pues somos cañas hechas para atravesar nubes, cuerdas que se dejan acariciar por el viento, arpas de bambú que cierran los ojos y bailan con el susurro de la vida.

Me doblo como el bambú, pero no me doblego. Resisto como el bambú, pero no me rompo. Y así  mi llanto no es el llanto de un millar de astillas, es mi canto, mi fervor por la vida y por vivir despierto.

Me doblo como el bambú y como el bambú resisto. Sin resistir resisto, sin doblegarme, dejándome querer por el soplo de mil alientos. Y en el viento vivo y me expreso, y lanzo mi canto de susurros verdes y anillados.

¡Ay bambú, cómo no te descubrí antes!.







*Ney es una flauta tradicional de Oriente Medio, 
vinculada al sufismo y fabricada con una caña















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